4.9.09

HISTORIAS. 1998. Cuando Danielle desbordó Pantín



A diferencia con otros deportes en el surf interviene de modo fundamental un factor, independiente del humano, que puede marcar de modo rotundo el éxito o fracaso de la edición de un campeonato: las olas. En 1998 confluyeron todos los elementos meteorológicos que hicieron de esa edición una edición histórica a recordar. 

Lunes 31 de agosto de 1998: Tras un fin de semana relajado los partes que llegan a través de internet nos indican que las colas de los huracanes Bonnie y Danielle están generando olas enormes en el Atlántico que barrerán Galicia en los próximos días. Quedan tres días para el inicio del campeonato.


Miércoles 2 de septiembre: desde el martes el mar ha comenzado a subir de tamaño y el miércoles las condiciones son perfectas para el entrenamiento de los surfistas profesionales que han llegado a la playa. Jeff Klugel, juez de la ASP, nos cuenta que antes de venir a Pantín ha podido disfrutar de las olas generadas por Danielle en la costa Este americana, y nos confirma que el huracán se desplaza hacia Europa. Tendrá el lujo de disfrutar de las olas de un mismo huracán en ambos lados del atlántico.

Jueves 3 de septiembre: se inicia el campeonato con excelentes condiciones y con la vista puesta en los partes que confirman que algo muy gordo va a pasar.

Viernes 4 de septiembre: el mar baja un poco, pero los pronósticos anuncian para el domingo una subida salvaje de 2,9 a 5 metros de altura de ola en solo 6 horas.

Sábado 5 de septiembre: el sábado amanece con un Pantín rugiente que confirma los pronósticos. Olas por encima de los tres metros son el standard, pero las grandes de la serie ya alcanzan los 5 metros. Aitor, jefe de jueces de ASP Europe, dice que éste es el golpe anunciado y que el mar irá hacia abajo. Al acabar el día Clyde Martín, Antonio Valcarcel y la gente de Ociosport organizan todo por si mañana hubiese que buscar una solución alternativa y desplazar el campeonato a Villarube. Al llegar a casa internet releva que el mar no solo no ha comenzado a bajar sino que seguirá creciendo y llegará a los 6 metros a partir del mediodía del domingo, justo para la final.


Domingo 6 de septiembre: esa noche Clyde apenas duerme y antes de amanecer ya está en Pantín mirando el mar. Está todo listo para el traslado a Villarube. Sin embargo a las 8:30 de la mañana tan solo rompe metro y medio perfecto en la derecha, aunque sin nadie en el agua. Todos los surfistas están preparando sus tablas más largas.

Arrancan las mangas y la fábrica de olas comienza a enloquecer. El mar crece, crece y crece, pero siempre manteniendo un cierto orden con un porcentaje elevado de las olas más grandes rompiendo perfectamente. A las tres de la tarde Renato Hickel, jefe de jueces de la ASP internacional, nombra por primera vez a Hawai: “sube de rápido como en las islas y se está poniendo como en Sunset”. Se decide cambiar los premios de la expresión session: el primer premio para la ola más grande. Steve Clements no se corta ante nada y se lanza a por una ola de 5 metros. Sin embargo se cae. Vuelve al pico y coge una mayor.

Para la final hay que recoger toda la infraestructura montada en la playa. Pese a todo una enorme ola se lleva la cámara de Occy y la mochila de Pablo. La siguiente arrastra un contenedor de basura sobre el cual se lanza Antonio Sabio para evitar que los desperdicios acaben en el mar. Al mar no hay quien lo pare. El espectáculo está en el agua, en la orilla, en el público.

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