30.5.16

CIENCIA. El periodo (parte 2). Un caos de ondas.


Antes de ayer me acerqué hasta Pantín a coger olas. El mar estaba muy pequeño, por lo que en ocasiones, y entre ola y ola, pasaba un cierto tiempo. Mientras admiraba el paisaje, pensaba en alguna de las cuestiones sobre las que escribí en la última entrada dedicada al periodo de las ondas. Con la superficie del agua absolutamente glassy por la falta de viento, y sentado sobre mi tabla, se podían distinguir perfectamente las ondas que pasaban por debajo de mí sin llegar a romper. Una tras otra, separadas algunas por intervalos de muy breves segundos. Aquello que observaba era una expresión simplificada, fácil de apreciar por las "ideales" condiciones de mar de ese día, de lo que realmente ocurre en los océanos. Porque la realidad es muy distinta a la imagen "idílica" que la mayoría de las veces tenemos en nuestra mente, de una onda perfectamente simétrica sucedida por toda una serie de ondas iguales. Lo que miden las boyas, y lo que yo estaba observando, era una sucesión continua de ondas, cada una con su altura, periodo y longitud de onda, absolutamente dispar.



Buscando en internet, he encontrado esta imagen en la que se representan, en un intervalo de 200 segundos, todas las olas registradas por una boya ubicada en algún lugar del océano. Son poco más de 3 minutos, de un día para nada excepcional de olas de como mucho 2,5 metros de altura. Pero esta gráfica, y toda la complejidad que en ella se muestra, es la fiel representación de lo que realmente sucede.

Para entender dicho "caos", una de las mejores explicaciones que he escuchado fue la que en su día nos dio Tony Butt en uno de sus cursos sobre oceanografía. En dicha explicación se hacía una analogía que me pareció genial para explicar lo que realmente ocurre en los océanos, y que consistía en  asimilar una borrasca a una carrera de atletismo, y a cada una de las ondas generadas por esa borrasca con un participante de esa carrera.

Imaginemos por tanto una borrasca como una carrera popular organizada en cualquier ciudad de nuestro país, y cada onda que se genera en dicha borrasca con un atleta. Cuando se forma la borrasca, y por tanto comienza la carrera, todos los corredores parten juntos de la línea de salida, aunque la carrera para cada uno, en función de su nivel de preparación y motivación, será diferente.

Entre todos estos participantes están los que se han apuntado a la carrera por la fiesta, sin ningún tipo de ánimo competitivo, y que en realidad ni tan siquiera se plantean llegar a la meta. Incluso muchos se presentan en la salida disfrazados. Suelen ser un grupo bastante numeroso. En algunas carreras, las más populares, incluso el más numeroso. Estos serían los participantes que salen andando, los más lentos, y que podríamos asimilar a las ondas de periodo más bajo, entre 1 y 5 segundos. Tal y como contábamos en la anterior entrada, se ha observado que, en un temporal, las ondas por debajo de un cierto periodo desaparecen. Esas ondas, de periodo más bajo, serían los corredores que toman la salida pero que no llegarán a la meta.

Hay otro grupo que son los que corren de vez en cuando, pero que no están lo suficientemente entrenados como para lograr un buen tiempo. Este grupo sería el de los aficionados, que alcanzarán la meta, pero que evidentemente no aparecerán en la crónica de la carrera. Representan a las ondas de periodo medio, entre 6 y 8 segundos.

Después vienen los corredores habituales: entrenan varias veces a la semana, participan habitualmente en las carreras populares, y están en forma; representarían las ondas de periodo entre 9 y 12 segundos.

Y por último están los profesionales: entrenan en un equipo, algunos participan en los nacionales, y los más rápidos en pruebas internacionales. Si la carrera tiene una cierta fama, hay participantes incluso de Kenia. Estos corredores son los más rápidos, y representarían a las ondas con periodos superiores a los 12 segundos. Los atletas con nivel para poder participar en unas Olimpiadas serían ondas de más de 15 segundos. 


Cuando mayor es el nivel de la carrera, y por tanto cuando más fuerte y profunda es la borrasca, mayor es la proporción de corredores profesionales (ondas con periodos altos) que participan, y menor el de corredores aficionados (periodos bajos). Si la borrasca llega al nivel de una final olímpica de maratón, todos los corredores serán muy rápidos, y por tanto de periodos muy elevados. Si la carrera es escolar, los periodos no superaran los 8 segundos.

Comienza la carrera y todos los corredores toman juntos la línea de salida. A medida que la carrera avanza los corredores más rápidos (las ondas con periodo mayor) se van separando de los más lentos (ondas con menor periodo). Esa separación se hace más evidente a medida que pasan los kilómetros.

Hay corredores, los de los periodos más pequeños, que se retiran sin ni tan siquiera haber recorrido un par de kilómetros (con haber participado en la fiesta de la salida para ellos ya fue suficiente). Los demás que continúan se van agrupando, a medida que la carrera avanza, en función de su entrenamiento, de modo que los más rápidos, que serían las ondas de periodo más elevado, se colocan en la cabeza, y serán los primeros en llegar a la meta, y por tanto a la costa. Los corredores más lentos irán detrás de ellos agrupados según su nivel, y periodo.

Gracias a este "comportamiento" de las ondas en función de su periodo, podremos saber, consultando una predicción, el momento en el que un oleaje, provocado por una borrasca concreta, llega a nuestra costa: basta con identificar el momento en el que el periodo, en un intervalo muy pequeño de tiempo, se eleva hasta un valor máximo, iniciándose a partir de ese momento un descenso más ligero. Señalar que no hemos hablado de altura de ola para identificar el momento de la llegada de las olas producidas por una borrasca. De hecho las olas más grandes, suelen llegar unas horas después que las olas de mayor periodo.


En la realidad todo se complica un poco más. Una misma borrasca se desplaza en su evolución a  través del océano, generando ondas en momentos y lugares distintos y de modo continuo. Además, y en ocasiones, son varias las borrascas que tienen influencia en una misma predicción. Volviendo al símil de la carrera, es como si en un mismo lugar confluyesen varias carreras populares que comenzaron en días distintos, en distintas ciudades, y con corredores diferentes, y que se acaban mezclando. De esta manera los corredores más rápidos de la carrera 2, que empezó varios días más tarde que la carrera 1, son capaces de alcanzar y superar a los corredores más lentos de la carrera 1, e incluso a los intermedios. Y ese caos es lo que llega a nuestra costa: una sucesión de ondas, originadas por distintas borrascas, creadas en lugares y momentos distintos, que confluyen en un tramo de costa. 

Todo esto explica muchas de las cosas que observamos en el agua durante un baño: el tiempo entre series, el número de ondas en la serie, que entren olas de diferentes direcciones, que la serie más grande entre siempre por un sitio, ...

Las previsiones, al manejar valores estadísticos, tienden a ofrecernos una versión simplificada de la realidad que podemos observar en la playa. De hecho podríamos hablar de las previsiones como crónicas anticipadas del resultado de cada una de esas carreras que se han creado en el océano.

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