25.3.18

La crónica de la limpieza.


Un año más, y con este ya son 19, un nuevo grupo, no mucho más numeroso que el de hace 18 años, nos reunimos en Doniños para nuestra tradicional limpieza de primavera.

Tras el fuerte temporal de ayer sábado, el domingo amaneció, aunque parcialmente cubierto, sin lluvia, lo que nos hizo pensar que la climatología nos iba a respetar. Pero justo antes de salir de casa, una nube negra llegó por el norte y descargó toda su agua sobre Doniños. Esta sería la tónica de toda la mañana: 45 minutos de sol, seguidos de 5 minutos de lluvia, para a continuación otros 45 minutos de sol, seguidos de otro chaparrón. A pesar de ello, ni los más pequeños se dejaron vencer por la lluvia. Entre chubasco y chubasco el sol calentaba, por lo que entre el esfuerzo, y sus rayos, nos secábamos casi de inmediato.

Recogimos menos basura que en ocasiones anteriores, ya que esta semana el Concello pasó en varias ocasiones el tractor, llevándose los residuos de mayor volumen. Para nosotros quedaron los más pequeños, muchos de ellos semienterrados; una labor a lo mejor no tan productiva a los ojos, pero igualmente valiosa, ya que fueron miles los pequeños objetos de plástico que se recogieron.

Antes de irnos, tres figuras me llamaron la atención entre las rocas. Eran Jose, Julio y Antón que estaban trabajando, intensamente, para liberar una gran red que había sido depositada allí por los últimos temporales. Enseguida todo el mundo se unió a la acción. Lo que hasta entonces había sido una tarea colectiva, pero con muchas acciones individuales, pasó a ser una labor común: unos aportaron los elementos de corte, otros colaboraron en el transporte de las partes en las que se iba dividiendo la gran red, y todos pusieron la fuerza necesaria para sacarla de las rocas, y dejarla en un lugar seguro en el que no se la llevasen las próximas mareas. Para mí, que estuve de observador tras la cámara, aquello llenaba de sentido, más aún si cabe, la limpieza. De modo espontáneo, todas aquellas personas habían emprendido una acción que era una alegoría perfecta del mensaje que buscamos trasladar con estas limpiezas a la sociedad: para hacer frente a este problema, es necesario el compromiso individual de cada uno de nosotros, pero también el que como sociedad actuemos de modo conjunto para lograr, de una vez, poner freno a la contaminación de los océanos. Está en nuestras manos lograr la solución. Sólo hace falta que seamos muchos más.

Agradecer su participación a todos los asistentes (no todos están en las fotos), y en especial dar las gracias a Pichu González por acogernos, una vez más, en O Alpendre de Doniños tras la limpieza. 

2 comentarios:

  1. Uno vuelve de la playa con el convencimiento de que hay relevo, de que el día que nosotros no estemos el mundo seguirá girando y que la semilla del compromiso con nuestro litoral, con el medio ambiente, ha germinado. El pincho de tortilla y la caña en Pichu's se disfruta más con esa sensación.....

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  2. Y naturalmente enhorabuena! y gracias por el esfuerzo de -un año más- organizarlo todo.

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